La UACM a debate

José Antonio Rojas Nieto

l severo y crítico pronunciamiento de la rectora Esther Orozco sobre la situación de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) y las diversas reacciones de muchos de sus miembros muestran la necesidad –incluso la urgencia– de una revisión crítica y autocrítica de su actuar y de su futuro. Cumplir 10 años de vida la obliga. Es un buen momento. Pese a la aguda conflictividad en la que se encuentra. Incluso, precisamente por ella. Claro que lo es. Sus responsabilidades son claras. Es mucho lo que las universidades públicas deben a la sociedad, que se impone la revisión permanente del cumplimiento de sus deberes. Y en ese quehacer, en esa actividad crítica y autocrítica no debe, no puede eliminarse la divergencia, por más que ésta se presente de manera ruda. Pero sí debe eliminarse la irracionalidad. Venga de donde venga. Esa es la riqueza del quehacer científico, eliminar la irracionalidad, que se traduce en práctica esencial del quehacer universitario. Nunca restringido a la validación social de capacidades y habilidades, por más necesaria que resulte esta validación. La misión de la UACM es clara. Conjuga aspectos cualitativos y cuantitativos. Nunca los disocia. Ni subordina uno al otro. Basta leer su Estatuto Orgánico. Por eso, lo peor que hoy puede hacer la comunidad universitaria de la UACM es ignorar los planteamientos críticos de la doctora Orozco, so pretexto de su crudeza, de la supuesta falta de cuidado en su presentación. Un antecedente de sus formulaciones lo representa el diagnóstico que sustenta el anteproyecto de reorganización administrativa dado a conocer en noviembre pasado. Ahí está. Nadie puede llamarse a sorpresa cuando ya en dicho anteproyecto se presentan los elementos sustantivos que ofreciera públicamente la rectora Orozco. El auténtico espíritu universitario no puede soslayar las formulaciones críticas pretextando falta de cuidado en las formas.

Estos días hemos leído muchos pronunciamientos que centran su reacción en esa aparente falta de cuidado por parte de la doctora Orozco. Y, más todavía, que le exigen un comportamiento más comedido o –incluso– su renuncia. Aun aceptando la necesidad de un mayor cuidado en las formas –por parte de todos los miembros de la comunidad, que no sólo la rectora–resulta inaceptable que se soslaye o se evada lo esencial de sus planteamientos por insuficientes o incompletos o sesgados que les parezcan a algunos o a muchos. Incluso, ante la eventualidad de que la mismísima doctora Orozco –por una u otra razón– dejara la rectoría, el problema esencial de la UACM subsistiría. Y no es, por cierto, el de la mayor o menor fama pública.

Toda universidad –permanentemente– debe orientarse –Kant lo señalaba a propósito de la Ilustración– hacia la edad adulta de la razón. El reto central de la UACM es avanzar hacia esa edad adulta de la razón. Y camino a ella, la comunidad de la UACM debe mostrar –primordialmente a sí misma y a la sociedad que la sostiene y que la explica– que cumple cabalmente su cometido central: cultivar y transmitir valores sociales fundamentales para el ejercicio de la libertad como la tolerancia, el respeto, la honestidad y la lealtad.

Mostrar su solvencia para apoyar a que la sociedad reflexione, investigue, discurra, desarrolle, innove, respete, tolere, resuelva, aliente, defienda y sea intransigente con la inseguridad, la injusticia, la miseria, el autoritarismo y el sojuzgamiento. Y para ello la comunidad de la UACAM –toda comunidad universitaria– debe reflexionar, investigar, discurrir, desarrollar, innovar, respetar, tolerar, resolver, alentar, defender y ser intransigentes con la inseguridad, la injusticia, la miseria, el autoritarismo y el sojuzgamiento. Hay muchos compañeros universitarios de incuestionable valía, comprometidos en áreas sustantivas de la UACM. Con algunos me une no sólo una legendaria amistad, sino un gran respeto por el quehacer académico y su responsabilidad social, de cara a un mundo más justo. No puedo menos que decirles que cerrarse a la crítica e, incluso, solicitar la renuncia de la rectora es una salida fácil. Sí, fácil.

El proyecto original de la UACM sigue siendo válido. Y su misión original absolutamente pertinente: formar hombres y mujeres con compromiso social, cultos, libres, con pensamiento crítico y humanista, y conocimientos científicos y tecnológicos sólidos, y actualizados, que contribuyan a construir una sociedad educada, equitativa y solidaria. En este marco –el de su propia misión– la comunidad universitaria puede y debe superar esta crisis. Mi opinión es que debe hacerlo con la rectora Orozco ahí, hacia quien –también debo reconocerlo– tengo un profundo respeto personal y académico. Por más absurdo que les parezca a algunos, es una buena oportunidad tener una persona con la formación y la valentía de la doctora Orozco para hacer avanzar a la UACM. Nada sería mejor que hacer el máximo esfuerzo por abrir un periodo de ascenso académico y organizativo superior. Insisto, lo fácil es hacer de su renuncia el cometido principal. O de la descalificación de pares, el núcleo de la crítica. Por el contrario, lo central en estos momentos es realizar un ejercicio autocrítico que conduzca a la apertura de esa nueva fase de desarrollo de la UACM, privilegiando sus objetivos fundacionales, pero atendiendo con el mayor rigor y cuidado la transparencia en la gestión de sus recursos y en la autoevaluación permanente de sus tareas. Muchos –muchísimos– en la ciudad de México lo esperamos. Sin duda.

rojasags@yahoo.com.mx


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UACM: radicalidad y conflicto


Carlos Fazio

La Universidad Autónoma de la Ciudad de México vive su primera gran crisis. El problema es político. Tiene que ver con dos proyectos de universidad. El conflicto exhibe la pugna entre educadores, científicos, intelectuales y estudiantes por apropiarse de uno de los lugares donde se produce y se distribuye el conocimiento socialmente más significativo en la ciudad de México. La UACM es un proyecto educativo popular en construcción y como tal se ha ido forjando una identidad. La disputa es en torno a esa identidad, se da entre quienes pretenden profundizar el modelo y quienes aspiran a desmontarlo.

La UACM nació en septiembre de 2001 tras 18 años de políticas neoliberales. Cuando la tecnocracia fundamentalista apostaba a que el Estado abdicara de su responsabilidad de garantizar la educación pública, laica y gratuita. Uno de los propósitos deliberados del proyecto excluyente neoliberal era que la educación dejara de ser factor de movilidad social. Eran los días de la dictadura del pensamiento único y, mediante una campaña de intoxicación propagandística manipuladora, cobraba auge la degradación de todo a la perspectiva mercantil. Se impuso el vocabulario de quienes combaten en el mercado por la mayor ganancia. Un lenguaje empresarial corporativo con eje en productividad, competitividad, excelencia, calidad, rendición de cuentas. Ergo, la rivalidad como nuevo paradigma en detrimento de la cooperación, el egoísmo en vez de la fraternidad. Con una idea subyacente: el retorno al destino (ley natural) o la liquidación de la sociedad por la sociedad misma (Horst Kurnitzky).

Entonces como ahora había que liberar al comercio y a la industria de la tutela y control del Estado. Desregulación y laissez faire fueron las palabras mágicas para una competencia sin obstáculos legales. En ese contexto, el argumento central de las políticas educativas neoliberales fue que los grandes sistemas escolares eran ineficientes, inequitativos y sus productos de baja calidad. La educación pública había fracasado y emergió en las universidades un discurso funcionalista cargado de atributos técnicos y de un lenguaje organizacional, y medidas que impulsaban la descentralización y la privatización, la flexibilización de la contratación, la piramidalización y la reducción de la planta docente, junto a un fuerte control gubernamental de contenidos y evaluaciones comunes impuestos condicionadamente por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional.

Las estrategias del conservadurismo educacional imprimieron a los discursos pedagógicos la tónica de su lógica económica; un modelo educativo que es un facsímil de las reglas del mercado, y se basa en la competitividad absoluta entre las instituciones y los individuos. Laresponsabilidad de la educación era ahora contribuir a elevar la capacidad de competir en el mercado globalizado. Impuestas verticalmente y en forma inconsulta, tales políticas y mecanismos inspirados en el conductismo, con su sistema de premios y castigos que busca la estratificación y la exclusión, requirieron de medidas autoritarias para sostenerse. Fue en ese contexto que de manera perversa se introdujeron en las universidades aspiraciones paranoicas de perfección: quien no busca la famosaexcelencia es tachado de irresponsable. El efecto fue un deterioro profundo de los enunciados dirigidos a enseñar y aprender.

Todo ocurrió a partir de la fabricación de un discurso escolar, universitario y pedagógico gubernamental masmediático, que postulaba el fin de las dimensiones histórica e ideológica (Fukuyama), y por tanto imaginaria, aplicando a la educación la ecuación costo-beneficio económico. Un discurso mítico, castrador, disciplinador, paralizante.

Fue en ese contexto que, en 2001, a contracorriente del modelo educativo mercantilizado y sin pretender competir con nadie, surgió la UACM como un proyecto cultural y de educación pública, laica, gratuita, científica, humanista, universal; alternativo al modelo hegemónico de excelencia y comprometido con la sociedad, principalmente con los habitantes de la ciudad de México. Ante la ausencia de una idea de sociedad y de vida social civilizada, por ley, la razón de ser de la UACM fue y es la formación de mujeres y hombres con compromiso social, cultos, libres, con pensamiento crítico y humanista, y conocimientos científicos y tecnológicos sólidos y actualizados, que contribuyan a construir una sociedad educada, equitativa y solidaria.

Frente al socialdarwinismo neoliberal que preconiza el derecho natural al éxito del más apto en un mundo lobo; ante los modelos vitalistas o biologicistas que han propagado, naturalizado y normalizado los atributos del caos, la violencia y el terror sin límites en una guerra cotidiana donde prevalece la ley de la selva y el hombre es el enemigo del hombre, la propuesta cultural, educativa, científica, autonómica en construcción de la UACM, es brindar a los jóvenes un conocimiento socialmente útil; una formación sólida, amplia, avanzada; dotarlos de capacidad para razonar, criticar, analizar y decodificar los usos y abusos del poder y su propaganda, mitos, falacias, tabúes, estereotipos y obsesiones; ayudarlos a forjar una voluntad férrea para trabajar por una sociedad más justa, fraterna, solidaria, diversa, donde todos quepan.

En una perspectiva histórica, más allá de la dictadura de los diplomas, de procesos meritocráticos y clasistas, y de la búsqueda de certificados burocráticos o comerciales de productividad, calidad, evaluación y eficiencia, se trata de formar jóvenes comprometidos con la verdad, para que puedan contribuir en la práctica a solucionar los problemas humanos en la perspectiva de Publio Terencio. Allí radica, pues, la disputa por la UACM, entre quienes aspiran a profundizar la construcción de una educación y una ciencia liberadoras, emancipatorias, y quienes de manera vertical y autoritaria quieren desmantelarla, asfixiándola presupuestariamente y generando miedo maniqueo, histeria xenofóbica y delación a su paso.


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HOY 11 DE ABRIL DE 2011 EL C.U. LANZA ESTE COMUNICADO.

A la Comunidad Universitaria,

A la opinión pública:

El Consejo Universitario de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) rechaza contundentemente los comunicados emitidos por la Rectora, Esther Orozco, así como todas aquellas declaraciones a título personal que en los últimos días han dañado la imagen pública de la Universidad. Estos comentarios han generado, en la comunidad universitaria, un clima de polarización y descontento que no hace justicia a sus logros ni favorece a los fines de nuestra casa de estudios.

La Rectoría lesionó a la institución al desconocer, en un momento crítico y vulnerable, al Consejo Universitario como máximo órgano de gobierno y órgano colegiado, pues publicó datos que debió presentar, primero, al Consejo Universitario para su conocimiento, análisis y evaluación.

Exigimos a la Rectora, Dra. Esther Orozco Orozco, que de manera inmediata y rigurosa, presente al Consejo Universitario, así como a la comunidad, los elementos, la información de diagnóstico y el análisis pormenorizado de los datos y las cifras señalados en el comunicado emitido a título personal el pasado 4 y 5 de abril en los diarios de circulación nacional La Jornada y Reforma, respectivamente.

Con el propósito de reivindicar el nombre e institucionalidad de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, recordemos que es la primera institución de educación superior pública creada en la capital del país, en el año 2001, después de la UAM en 1974 y la UPN en 1978. Como parte del proceso de consolidación de la institución, en el 2005 obtuvo autonomía a través de la ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México aprobada por la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.

La UACM tiene la encomienda de ampliar prioritariamente las oportunidades de ingreso a la educación superior, a los sectores que han carecido de ellas, advirtiendo que solucionar de fondo el problema de la demanda no atendida requiere de la colaboración coordinada de las instituciones ya existentes.

A diez años de su creación, la UACM atiende a 10,697 estudiantes en cinco planteles, la mayoría ubicados en zonas de la capital históricamente excluidas social y educativamente.

Los estudiantes son la razón de ser de la UACM y forman parte constitutiva de la misma, en tanto que participan en las tareas académicas y son sujetos activos en el proceso educativo. Por supuesto, la UACM busca que todos sus estudiantes concluyan con éxito sus estudios, pero evita toda restricción académicamente injustificada (como puede ser el fijar un límite para terminar o la rigidez de tiempos estandarizados de conclusión) y prioriza el proporcionarles una formación integral y un sistema flexible que atienda las distintas necesidades de los estudiantes y los diferentes ritmos de estudio.

Asimismo, con el objeto de fincar una comunidad académica sólida, se asume como interés legítimo de los profesores obtener una remuneración digna y satisfactoria; pero se busca que ésta no interfiera con el genuino interés por el conocimiento y el compromiso con el trabajo intelectual. Hay amplias evidencias de que la tendencia a combinar el interés académico y el monetario, al promover estímulos materiales ajenos al conocimiento, mejoran las cifras, pero no el sentido de comunidad o el valor social y humano de los resultados académicos.

En los diez años de vida de la universidad, lo anterior se ha impulsado en medio de un contexto adverso y de grandes dificultades externas e internas: desde los patrones de conducta arraigados en el sistema educativo, hasta los embates políticos y presupuestales. Por supuesto, la UACM tiene enormes retos y el principal es consolidar su organización interna, el autogobierno que garantice el cumplimiento efectivo de sus funciones sustantivas de docencia, investigación y difusión de la cultura. Y esto es responsabilidad de su comunidad universitaria.

Tal y como lo define la ley de la UACM, se aprobó el Estatuto General Orgánico, el 10 de febrero de 2010. En estos momentos llevamos a cabo la revisión autocrítica de nuestros logros y retos, de los cambios que requerimos y de la estructura académica y administrativa idónea para cumplir con nuestras funciones.

A la fecha la UACM ha desarrollado una amplia gama de actividades, programas y proyectos docentes, de investigación y vinculación, muchos de ellos de gran relevancia científica y de impacto social en la Ciudad de México.

Reconocemos que tenemos retos y que la universidad en sus primeros diez años requiere de un balance autocrítico, serio y definitorio. El reto que inspira a nuestra casa de estudios no es sólo de carácter cuantitativo, sino también cualitativo.

La UACM está llamada a representar un espacio de innovación académica relacionado directamente con las principales discusiones sobre las reformas de la educación

superior acontecidas a lo largo de las últimas tres décadas. En estos años la UACM ha puesto su empeño en un proyecto educativo innovador en los métodos de enseñanzaaprendizaje; aspira a aplicar criterios modernos de diseño curricular, a priorizar la atención personalizada de los estudiantes, a instaurar sistemas de evaluaciones eficaces y confiables y a vincular la docencia con la investigación y la difusión de la cultura.

Por lo anteriormente expuesto:

1. El Consejo reconoce a todas las voces de la comunidad y no denuesta a nadie. Hacemos un llamado a la reflexión a partir de lo que se expresa a la letra en “La exposición de motivos” de la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad

de México cuando dice: “(…) a una mayor coincidencia de intereses entre los miembros constitutivos de la institución, corresponderá una mayor posibilidad de conformar un autogobierno eficaz y de resolver mediante el diálogo y la

razón los diferendos y conflictos que surjan de la necesaria y deseable pluralidad de ideas. Una auténtica universidad no debe buscar la uniformidad; por el contrario, debe fomentar la diversidad, la discusión y el diálogo; para esto se garantizan la autonomía y las libertades de cátedra e investigación, y no para abrir espacios al adoctrinamiento y la manipulación (…) La Universidad Autónoma de la Ciudad de México no puede afiliarse a algún conjunto único de

ideas, ni a un único grupo de categorías y modos de pensamiento. La formación universitaria implica la discusión de todas las ideas, la búsqueda permanente de las diversas formas de ver y de estudiar la realidad, y la incorporación de múltiples referentes para juzgar (página 11 de la Ley de la UACM)”

Por ello, insistimos, rechazamos contundentemente cualquier forma de conducta y agresión que dañe la imagen pública y la integridad de nuestra casa de estudios, o que genere un clima de hostilidad y enfrentamiento dentro la comunidad universitaria. El diálogo debe ser la vía para la solución de los conflictos al interior de la Universidad.

2. El Consejo Universitario, por los motivos anteriores, le ordena a la Rectora que, antes de emitir cualquier comunicado público referente a la Universidad, lo someta a la consideración de la Comisión de Difusión, Extensión y Cooperación Universitaria del Consejo Universitario, para sus observaciones y aprobación.

3. El Consejo Universitario solicita al Consejo Técnico de Comunicación que proponga los lineamientos en materia de comunicación social para que las Comisiones correspondientes del Consejo Universitario emitan un dictamen y lo sometan a la consideración y a la aprobación del Pleno.

4. De igual manera, hacemos un llamado a respetar a las instancias de gobierno de la Universidad. El máximo órgano de gobierno es el Consejo Universitario. Llamamos a la comunidad universitaria a que se una en la difícil coyuntura por

la que transitamos y de la cual estamos seguros que saldremos fortalecidos.

El Consejo Universitario propone para superar esta situación:

1. El retiro inmediato del pronunciamiento de la Dra. Esther Orozco de la página web de la UACM, emitido el 4 de abril de 2011.

2. Cumplir el Artículo 5º Fracción IV de la Ley de la UACM: “Las actividades y atribuciones de los responsables de las diversas áreas académicas y administrativas, serán determinadas por los órganos colegiados correspondientes y estarán siempre supeditados a los mismos y definidas en el Estatuto General Orgánico y los reglamentos respectivos.” (Página 19 de la Ley de la UACM). En consecuencia la rectoría y su estructura administrativa están supeditadas al máximo órgano de gobierno.

3. Con el propósito de crear mecanismos para generar las condiciones de comunicación intrainstitucional que permitan una articulación entre las coordinaciones académico-administrativas y el Consejo Universitario, la Coordinación de Comunicación de la UACM debe coordinarse con la Comisión de Difusión, Extensión y Cooperación del CU para hacer público cualquier asunto relacionado con los órganos de gobierno.

4. Conformar una comisión que elabore una metaevaluación de la Universidad que recupere los documentos de diagnóstico que ha producido la institución en todos sus niveles, desde la administración central hasta los diferentes grupos académicos (profesores, grupos de investigación, estudiantes). Asimismo, tomará en cuenta el diagnóstico participativo que el Consejo Universitario se compromete a desarrollar. La comisión estará integrada por tres académicos, uno por cada colegio, tres asesores académicos de amplia experiencia en la institución y tres miembros del CU (un estudiante, un académico y un representante administrativo). Esta comisión deberá integrar, analizar y

recuperar la información existente y definir las líneas de trabajo nodales.

5. Se ordena a la rectoría presentar la propuesta del Plan Integral de Desarrollo en un plazo no mayor a cuatro semanas, a partir de la publicación de este comunicado. El Consejo Universitario analizará y, en su caso, modificará esta propuesta.

6. Puesto que ha quedado en entredicho la transparencia en el uso y destino de los recursos públicos de la Universidad aplicables en los 10 años de su existencia, la Contralora General de la UACM a la brevedad, deberá informar al

Consejo Universitario sobre los resultados de las auditorías internas y externas realizadas tanto a la actual gestión (7 mayo de 2010 a la fecha) como a la anterior (4 de septiembre de 2001 a mayo de 2010) en un plazo no mayor a 30

días hábiles para su análisis y discusión.

7. Garantizar que el Congreso General Universitario sea el eje transversal del trabajo de la Universidad en los próximos meses. Para ello, la Comisión para la Organización del Congreso General Universitario deberá presentar el plan de

trabajo con la finalidad de adelantar este proceso y proponerlo al pleno del Consejo Universitario en la primera semana de mayo.

8. La Comisión de Extensión, Difusión y Cooperación deberá presentar al pleno una propuesta para la designación del Consejo Social Consultivo, de acuerdo con el Estatuto General Orgánico, en un plazo no mayor a tres semanas.

9. El Consejo Universitario presentará a la comunidad una agenda de trabajo para fortalecer la normatividad y la institucionalidad de esta casa de estudios.

Sí a la unidad, sí a la autonomía, sí a la participación

Por una Universidad plural e incluyente

“Nada humano me es ajeno”

Por el Consejo Universitario

Agonizante Pérez Gerardo, Del Moral Stevenel Miguel Ángel, Fonseca Sánchez Miguel Ángel, Gutiérrez Castillo María de los Ángeles, Hernández Guzmán César Christian, Hernández Ruíz Luis Miguel, Ibáñez Rangel Julio Cesar, Lunar Hernández Juan Carlos, Mendoza López Liliana, Moreno Bautista Laura Elizabeth, Vargas Cantorán Patricia, Dávila Ramírez Sergio Arturo, Guillén Pineda José Alonso, Ortega Bernal Daniel, Cárdenas Hernández Helios, Sedano Alvarez Diana Ivonne, Ramírez Rosas Diana Isabel, Hernández Paz Telésforo, Luna Morales Manuel, Sierra Arias Alejandro, López Llanos Víctor Hugo, Bazán Godínez Federico, Chávez Bravo Julio Cesar, Ochoa Alvarado Salomón, Rodríguez Ochoa Fernando.

Consejeros(as) Académicos(as)

Alejandre Ramírez Gloria Luz, Álvarez Sánchez María Elizbeth, Arce Rodríguez Mercedes Beatriz, Lentz Herrera Álvaro Eduardo, Fernández Silva José Luis, Flores Soto Eduardo, Gutiérrez Marmolejo Javier, Hernández Cabrera Porfirio Miguel, Huerta Encarnación Patricia, López Morales Isaías, Luque Brazán José Carlos, Macías Medrano Víctor Manuel, Montalvo de la Fuente Karla Paola, Muñoz Cervantes Esther Guadalupe, Ramírez Solíz Efrén Bernardo, Robles Valadez Adalberto, Saez de Nanclares Lemus Mauricio, Tacher Contreras Daniel, Tassinari Azcuaga Aideé Irina, Trejo Velázquez Marco Antonio, Brismat Delgado Nivia Marina, Cardona Cuevas Gabriela Irkania, Aragón Rivera Álvaro, Ramos Jiménez Judith, Morales Téllez Melita, Sandoval Montaño Aida, Ros Aguirre Carmen, Guzmán Ramírez Gezabel, Álvarez

González Rosa Margarita, Juárez Almaraz Federico.

Representantes del sector administrativo, técnico y manual

Álvarez Reynoso Enrique, Hernández Sánchez María Magdalena, Montes Gómez Gerardo Vladimir, Ortiz Bautista José Ernesto, Ramos López Javier Darío, Rangel Carmona Ricardo.

En la jornada.


Su polémico desplegado, que causó controversia, conlleva afirmaciones necesarias de debatir: diputados.

Rocío González Alvarado


Publicado: 12/04/2011 20:12



México, DF. Con el voto dividido del PRD, el pleno del a Asamblea Legislativa citó a comparecer a la rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), Esther Orozco Orozco, para que explique la situación que guarda esta institución, luego de los juicios emitidos que han generado un conflicto interno en esa casa de estudios.

El priísta Octavio West argumentó que si bien el desplegado emitido por Orozco Orozco ha causado controversia, también conlleva una serie de afirmaciones que son necesarias debatirlas para buscar mejorar su condición actual, sea ésta cual fuera, para que rinda los frutos de ella esperados.

En tanto, la diputada del PAN Lía Limón condenó lo que llamó “el linchamiento” de la “rectora Orozco”, por dar a conocer un diagnóstico que se debió haber hecho público hace mucho tiempo, por lo que pidió apoyarla para mejorar el desempeño académico.

El diputado del PRD Víctor Varela instó a respetar la autonomía de la institución, tras señalar que no se trata de “linchar o apapachar a la rectora”, sino de permitir que la propia universidad marque su proyecto de trabajo.

El punto de acuerdo se aprobó con 48 votos a favor y cinco en contra, todos ellos del PRD.


http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2011/04/12/cita-aldf-a-rectora-de-uacm-para-explicar-conflicto


Carta del Ex rector de la UACM a la Dra.Orozco

Dra. Esther Orozco Orozco

Rectora de la UACM

P R E S E N T E

Esther:

La autocrítica es consustancial a la universidad. Si la universidad asume como tarea la crítica social (hay quienes con insensatez exageran y dicen que es la “conciencia de la sociedad”) se contradiría si no acepta la responsabilidad de la autocrítica. Pero la autocrítica de la universidad la tiene que hacer la universidad. Hace 25 años, la rectoría de la UNAM hablaba del documento “Fortalezas y Debilidades” formulado por la misma rectoría de esa institución, como la “autocrítica de la UNAM”. Señalé entonces, públicamente, que ese documento, en todo caso, debería considerarse como “la crítica que la rectoría hace a la UNAM”. El resultado fue un movimiento universitario de altísimo costo para la institución (el del CEU) que echó para abajo los 26 puntos de reforma que proponía Carpizo y que el Consejo Universitario de la UNAM aprobó “por obvia resolución” (a pesar de casi todos ellos significaban regresar a la UNAM al siglo XIX). Lamentablemente, a mi modo de ver, entre ellos estaba uno rescatable: la separación de la certificación y el proceso educativo. De la misma manera, la carta que publicaste la semana pasada sería, en todo caso, tu crítica a la UACM, sin embargo ni siquiera es eso, es injustamente su denostación. Pero lo que se necesita a los diez años de vida de esta joven universidad, es la autoevaluación crítica que deberá ser hecha por los diversos grupos de trabajo que la constituyen, así está previsto en la Ley de la UACM.

La Ley de la UACM prevé que un consejo social conocerá las autoevaluaciones que realicen las diversas áreas de la universidad. Este consejo social está por constituirse, puesto que dependía de la emisión del Estatuto General Orgánico, el cual fue aprobado hace apenas poco más de un año. Los trabajos del congreso universitario, que está ya organizando el Consejo Universitario, seguramente se apoyarán en las autoevaluaciones que realicen las diversas áreas de la UACM y que deberán presentarse al consejo social una vez que se constituya. Estas autoevaluaciones deberán ser críticas para que constituyan una verdadera autocrítica y además deberán ser científicas.

Pero la crítica, y la autocrítica, no pueden confundirse – decía Unamuno, a quien cito con frecuencia – con las “malas tripas”. Tantos juicios sumarios y lapidarios tuyos de la UACM en unos cuantos párrafos revelan un encolerizado estado de ánimo y están muy lejos de constituir la crítica de una científica. Hace casi veinte años, tú colaboraste conmigo en los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (los CIEES, dependientes de la SEP y la ANUIES) y ahí desarrollamos y aplicamos un proceso de evaluación diagnóstica universitaria muy sólido y consistente. Si recuerdas, el primer paso era allegarse toda la información posible acerca de la institución y con ella elaborar un documento llamado “prediagnóstico”, que era la base para formular una serie de preguntas e identificar la información adicional necesaria (¿Acaso ya leíste, por ejemplo, el extenso informe que presenté a principios de 2010 al Consejo Universitario y que está incorporado en la entrega de la rectoría? ¿Has emitido alguna opinión al respecto? ¿Te quedó alguna duda?) Posteriormente se hacía la visita a la institución durante la cual se entrevistaba a funcionarios, maestros y estudiantes (¿Acaso obtuviste información de los funcionarios de la “pasada administración”, incluyéndome?). Con toda esa información se elaboraba el “reporte” que incluía como elemento final una serie de recomendaciones, con la justificación de cada una de ellas y las sugerencias de acciones concretas para llevarlas a cabo. De ese modo se realizaron, mientras yo coordine dichos comités, más de 800 evaluaciones diagnósticas en decenas de universidades públicas y privadas del país.

El proceso de evaluación se sustentaba, además, en lo que más propiamente puede llamarse método, el cual consistía en la doble comparación de los hallazgos en la institución evaluada: a) con un “marco de referencia” elaborado por el propio comité y hecho público y b) con el “modelo” de la institución o programa evaluado (contenido en los estatutos, planes, programas, reglamentos y demás documentos). El método también comprendía la comparación de este “modelo” de la institución con el marco de referencia del comité. ¿Cuál es tu marco de referencia? ¿Qué juicio te merecen la Ley de la UACM y su proyecto educativo que despectivamente calificas de hipótesis fallida? En la toma de posesión tú te comprometiste a respetar dicha ley y hacerla respetar. No solamente eso, como parte del Consejo Asesor de la UACM tú conociste el proyecto de ley y proyecto de universidad que se presentó a la Asamblea, no recuerdo que los hayas objetado.

Considero que al haber cumplido diez años de vida es tiempo de que en la UACM se realicen evaluaciones y autoevaluaciones aplicando lo utilizable de aquella experiencia de los CIEES (no de lo que estos comités están haciendo ahora). De esta manera se puede evitar que con un solo dato se hagan juicios precipitados, tajantes, condenatorios y sin fundamento como los que haces en tu documento y han hecho los diputados de todos los partidos (empezando por los del PRD) y funcionarios del Gobierno de la Ciudad (principalmente los secretarios de Educación, Axel Didrixon y Mario Delgado, incluyendo las opiniones y acciones de este último en contra de la UACM cuando era Secretario de Finanzas).

La afirmación de que la UACM es un fracaso y un fraude la sustentas en datos o conjunto de datos acerca del número de estudiantes titulados y del ritmo con el cual llevan sus estudios (el Coeficiente de Desempeño Académico, indicador inventado por alguno de tus colaboradores noveles). En los 50 años que tengo trabajando en tareas universitarias (docencia, investigación, planeación, legislación y administración) nunca tuve noticia de este indicador. Cabe señalar que el nombre de este indicador es, por decir lo menos, engañoso, pues se refiere exclusivamente a la velocidad con la que los estudiantes realizan sus estudios y no, por ejemplo, al nivel académico logrado, a la solidez de su formación u otro elemento cualitativo, que constituyen parte importantísima del “desempeño académico”.

Los juicios que desprendes de los datos de “desempeño” y titulación no se derivan de la comparación de éstos con algún parámetro explícito, con algún “marco de referencia” como nos exigíamos en los CIEES. La única comparación explícita que se hace es aberrante. Comparas el número de titulados que se prevé tendrá la UACM este año (400) y que por supuesto realizaron sus estudios en la “pasada administración” (sin las becas del ICYT que tú dirigías), con los 250,000 espacios de educación superior que hacen falta en la Ciudad. ¿Tiene la joven UACM la responsabilidad de dar solución a ese descomunal problema? ¿Se le han dado recursos y condiciones para ello? ¿Y qué les corresponde a instituciones como la UNAM, el IPN y la UAM? He propuesto pública y reiteradamente, e infructuosamente, que se constituya en la Ciudad de México una instancia de planeación en la que participen todas las instituciones de educación superior y elaboren varios escenarios para el desarrollo de este nivel educativo en esta entidad (que es la única del país que no cuenta con una instancia así).

Para que los datos de número de titulados y ritmo de avance de los estudiantes de la UACM tengan significado habría que compararlos con lo que ocurre en otras instituciones, no para justificarnos porque el mal desempeño es “mal de muchos”, sino porque esos resultados insatisfactorios tienen causas que exceden el ámbito de la universidad. ¿Sabes cuáles son esos datos para la UNAM, el IPN, UAM, otras universidades de los estados y las decenas de universidades “patito” que ha creado la SEP? ¿Sabes que en los países de la OCDE se titula apenas un poco más del 30% de los estudiantes, a pesar de que en la mayor parte de esos países tienen una educación media mucho más rica y sólida que la nuestra, tienen becas, alojamiento, comedores, bibliotecas, laboratorios, áreas de esparcimiento y todos los apoyos imaginables? De los estudiantes de la UACM solamente una mínima cantidad tiene una mínima beca que se paga con el presupuesto de gasto corriente de la institución. En cambio, el Gobierno del DF da becas a estudiantes de la UNAM, el IPN, el Colegio de Bachilleres, etcétera. La ALDF aprobó hace unos días un presupuesto de 150 millones de pesos que apoya a instituciones de educación superior privadas “patito”, eso sí que es un fraude. ¿Y a la UACM? Se le mantiene en estado de asfixia financiera, con construcciones irresponsablemente suspendidas desde hace años. Las inversiones en laboratorios, bibliotecas, cómputo y comunicaciones se han hecho con cargo al exiguo presupuesto de gasto corriente, a pesar de que la ley ordena que a esta universidad se le den adicionalmente los recursos necesarios para inversión.

Además, como hacíamos en los CIEES y como corresponde a una auténtica crítica, en el análisis deben incorporarse el contexto y las condiciones de desarrollo de la institución (puedes leer lo que acerca de la crítica se dice en varios números del fenecido suplemento “Educación UACM”). Pocas instituciones universitarias han nacido y se han desarrollado en condiciones tan adversas como las que ha tenido la UACM. Desde antes de su nacimiento esta universidad fue objeto de arteros ataques. Ejemplos que he recordado varias veces: la propia Secretaria de Educación Pública (con Reyes Tamez) declaró ilegal a la nueva universidad; René Drukcer, Coordinador de Ciencias de la UNAM, dijo que era un proyecto corrupto; José Blanco, que también fue alto funcionario de la UNAM, publicó un artículo en el que “demostraba con estadísticas” que la nueva universidad era “innecesaria” (¿esto explica que la UNAM nunca ha aceptado firmar un acuerdo general de colaboración con la UACM?; no obstante algunas de sus dependencias la han apoyado); en la prensa y tv siempre se refieren a ella, con la pretensión de descalificarla, como la universidad del “peje”; dentro del propio gobierno del DF la UACM ha tenido muchos enemigos. Pero lo más grave, como he señalado, se le ha asfixiado financieramente.

Es escandaloso que al tiempo que dices pedir respeto a la autonomía universitaria reclames a la ALDF no haber tomado oportunamente medidas para remediar el “desastre”. Tú fuiste parte del Consejo Asesor de la UACM durante nueve años. Ese consejo tenía, como parte de la ley que da autonomía a esta institución, la responsabilidad de emitir “todas las normas que hicieran falta a la universidad”. Asististe a la mayor parte de sus reuniones. Tú dices que una causa del “desastre” y “fraude” es que la Universidad no tiene normas. Nunca se aprobó algo con lo que no estuviste de acuerdo, nunca se rechazó algo que tú propusiste. Y en el tiempo que entusiasta y generosamente dieron a la UACM los distinguidos miembros de ese consejo (no tenían remuneraciones por su trabajo) se avanzó lo que se pudo avanzar y no fue poco (en ese consejo tú aprobaste la actual estructura de la UACM a la cual también culpas del “desastre”).

Has ocasionado un daño irreparable a la institución, haciendo acusaciones públicas generales, abstractas, a los maestros, con lo que pagan justos por pecadores (que como en todas partes los hay); has hecho un daño enorme a los estudiantes ¿cómo van a conseguir trabajo si llevan un título que expidió una universidad que su propia rectora dijo que es un fraude y que los estudiantes tienen un pésimo “desempeño académico”? Lejos de contribuir a consolidar una comunidad en la UACM has propiciado división y encono. Hasta hace unas semanas, la universidad no había tenido interrupciones de labores significativas (ni una sola huelga). El conflicto actual ya ha generado algunas y si sigue, seguramente tendrá costos muy grandes para la comunidad universitaria y para la sociedad.

Manuel Pérez Rocha

México D.F. a 8 de abril de 2011

Se compromete ALDF a detener reformas a la Ley de la UACM

México D.F., a 5 de abril de 2011

Boletín de Prensa Núm. 39



Se compromete ALDF a detener reformas a la Ley de la UACM

  • La Rectora de esta casa de estudios, representantes del Consejo Universitario y la comunidad universitaria se reunieron con integrantes de la Comisión de Educación de la ALDF y con la líder de la Asamblea

  • Defiende Esther Orozco la autonomía de la Universidad y solcita incrementar el presupuesto para llevar a cabo los programas y proyectos de la institución

El dictamen sobre las reformas a la Ley de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México no se presentará en el Pleno, aseguró Alejandra Barrales Magdaleno, presidenta la mesa directiva de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal (ALDF), durante la reunión que sostuvieron legisladores locales con Esther Orozco, Rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), representantes del Consejo Universitario e integrantes de la comunidad de esta casa de estudios.

El 25 de marzo, la Comisión de Educación de la ALDF aprobó modificaciones a la ley relativas a la reelección del rector, entre otros aspectos, sin haber consultado previamente a la comunidad universitaria, ante lo cual el pasado lunes 4 de abril el Consejo Universitario y la Rectora –como parte del mismo– manifestaron públicamente su rechazo a través de un desplegado dirigido al órgano legislativo.

Gloria Luz Alejandre, Secretaria Técnica del Consejo Universitario de la UACM expuso: “lo que nos tiene aquí, tanto al Consejo Universitario como a la comunidad que nos acompaña, es esta inadmisible intromisión en la vida interna de la Universidad”, y reiteró: “no estamos aquí por una mesa de diálogo para discutir las reformas a la ley, no estamos pidiendo abrir la ley para modificarla”.

Alejandre agregó que esta casa de estudios llevará a cabo en próximas fechas un Congreso General Universitario que dará la pauta para modificar el Estatuto General Orgánico. “Tenemos una comunidad muy activa, que nos exige como consejeros universitarios, como académicos y como estudiantes, y que le exige a la ALDF que no intervenga en la vida interna que nos compete”, concluyó.

La rectora Esther Orozco señaló: “defendemos la autonomía por una simple razón: es fundamental para la construcción de ciudadanía. Cuando las universidades públicas ganan la autonomía significa que aportan un elemento fundamental a las y los estudiantes: aprender a autogobernarse”.

Defender la autonomía, abundó la Rectora, significa fortalecer la cohesión interna, fortalecer la academia, la ciencia, el humanismo, la universidad, la misión y el objetivo para los que fue creada. Pero también significa no esconder la cabeza ante los problemas, ser capaces de analizar la situación en la que estamos y, a partir de ese análisis, saber en dónde estamos y buscar el mejor camino. Ser autónomos es también la responsabilidad de decir a la sociedad qué hemos hecho y qué le debemos.

Asimismo, Orozco hizo hincapié en que el presupuesto de la institución es insuficiente: “no podemos llevar a cabo los programas y proyectos propios de nuestra casa de estudios”.

Finalmente, agradeció al CU y a la comunidad universitaria su participación. “Estoy aquí con mis compañeros universitarios, con mis compañeros consejeros, a quienes agradezco su apoyo”.

Por su parte, los legisladores reunidos en el Salón Luis Donaldo Colosio del recinto legislativo reiteraron que no existe el ánimo de intervenir en la vida interna de la UACM, y que no harán ninguna acción que vulnere su autonomía.

En la reunión estuvieron presentes los diputados Octavio Guillermo West Silva, presidente de la Comisión de Educación; Fernando Cuéllar Reyes, Juan Carlos Zárraga Sarmiento, Alejandro Sánchez Camacho, y Víctor Varela.

http://www.uacm.edu.mx/Eventosynoticias/Boletinesdeprensa/tabid/1177/Default.aspx

México, D.F., lunes 4 de abril de 2011

A las y los universitarios, a la ALDF, a la opinión pública:

En mi incesante andar por las áreas de la educación, la ciencia y la tecnología, el 7 de mayo del 2010 fui electa rectora de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México, una noble institución creada hace 10 años. Asumí mi trabajo con responsabilidad, pasión y amor a los y las estudiantes, convencida hasta e último aliento de vida de que las desdichas de este país tienen su raíz profunda en la educación parroquiana, insuficiente y autocomplaciente que reciben nuestros niños y jóvenes. Por ello, soy defensora pertinaz de la educación pública, científica y humanista. Mi historia avala mi dicho. Además de mi carrera como maestra y como científica, he participado en la creació de instituciones y de programas importantes en México, como el Instituto de Ciencia y Tecnología del D.F. (ICyTDF), la Secretaría de Planeación del Cinvestav-IPN, los Programas Multidisciplinarios de Biomedicina Molecular en el Cinvestav IPN, en Cicata-IPN y en las Universidades Autónomas de Ciudad Juárez y de Chihuahua, entre otras. Bajo mi dirección se han formado más de 80 jóvenes científicos, todos y todas productivos. Hecho que me enorgullece.

Aprendí a concebir y a fraguar las estrategias para recoger los mejores frutos del trabajo y sé reconocer cuando las hipótesis y las acciones fallan y hay que buscar nuevos caminos. Consecuentemente, después de casi un año como rectora de la UACM me convenzo, con preocupación, de la dificultad para realizar proyectos simples o de envergadura que coadyuven a cumplir con sus objetivos y su misión. El 80% de la comunidad decidió que yo debía ser la rectora, pero los grupos políticos enclavados en la UACM por 10 años, hoy en busca de plataformas para los próximos procesos electorales, y la carencia premeditada de reglamentos que normen el trabajo y la vida universitaria, hacen casi imposible realizar cualquier tarea. Para mantener la casa en paz, la única posibilidad sería la de dejar hacer y dejar pasar lo que sea. Mi formación de ciudadana responsable y mis compromisos con quienes confiaron en mí, me impiden asumir esa actitud.

Entre los magros logros obtenidos, este año, con el apoyo del ICyTDF, posiblemente titularemos 353 estudiantes, los cuales, sumados a los 47 que se titularon en los 9 años anteriores nos darán 400. Cifra bajísima para una ciudad urgida de espacios universitarios para un cuarto de millón de jóvenes cada año, y, que, además, necesita formar nuevos ciudadanos y ciudadanas preparados para construir una sociedad con menos pobreza, menos ignorancia, más equitativa y menos violenta que la que nuestra generación edificó.

Hicimos un estudio detallado de la situación académica individualizada para cada estudiante y normalizada para su tiempo de permanencia en la UACM, para todas las carreras, el cual develó lo que llamamos Coeficiente de Desempeño Académico (CDA) de cada alumno de licenciatura. El CDA se midió como la relación entre la situación actual del estudiante, dividida entre lo que se espera de él, de acuerdo al número de materias que debe certificar por año. Los resultados muestran que el 52% de los estudiantes inscritos entre el 2001 y el 2009 y activos hasta el 2011 (10,697 estudiantes), tiene un CDA menor a 2.5 en una escala del 0 al 10, y solo alrededor del 15% tiene un CDA por encima de 5.0. La mitad de los 10,697 estudiantes analizados tienen una permanencia en la UACM mayor al período suficiente para cursar su carrerauna vez y algunos tienen ya casi 2 o 2.5 períodos cumplidos o por cumplir y les falta trecho. Soy enfática en afirmar que la responsabilidad no recae mayoritariamente en los estudiantes, ni siquiera en la baja preparación con que pudieran llegar a la UACM.

El papel de la institución es poner los medios para que los educadores resuelvan las carencias académicas y hagan que el potencial ingente de nuestros jóvenes se manifieste y se desarrolle. Sería terriblemente discriminatorio pensar, como pretenden algunos para justificar la calamidad, que nuestros estudiantes son menos capaces que otros, o bien, que el problema es económico. Mi experiencia es que la enorme mayoría de los estudiantes de la UACM son inteligentes y sensibles, muchos y muchas son tan inteligentes que, a pesar de las circunstancias, avanzan bien en su carrera.

Sin duda alguna, la mayor responsabilidad del desastre, recae en la institución y en quienes han tomado las decisiones. No se ha sido capaz de construir el andamiaje para que los jóvenes transiten de la mejor forma por las aulas y los

laboratorios con excelentes profesores y los mejores métodos de aprendizaje y, así, cierren el ciclo de su formación universitaria de manera exitosa. El descalabro educativo que vive la UACM, se debe al descuido imperdonable

que se ha tenido con los jóvenes.

He de decir que se ha hecho creer a muchos estudiantes de la UACM que terminar una carrera no es uno de los objetivos de asistir a la universidad, y así, pueden avanzar tan lentamente como quieran o puedan (ver Avilés Jaime, Desfiladero, La Jornada, 2 de abril 2010). Ser libre y ser “anti-neoliberal”, de acuerdo con quienes sustentan estas ideas, que seguramente no aplican en la educación de sus hijos e hijas, significa que no existan reglas ni requisitos en la formación de los y las jóvenes, más allá del necesario desarrollo de amor por el conocimiento, aunque no dicen cómo se cultiva ese amor. Cada quien como quiera o como pueda. ¡Vaya receta! Juego perverso, en el que las exigencias no pasan de reclamos leves, porque al final todos viven en el confort de la no rendición de cuentas, pero se malbaratan los sueños y los anhelos de los jóvenes, quienes a veces, por desgracia, caen en el juego, como caen en el de la propaganda televisiva, y viven el espejismo de que están en el mejor lugar y en las mejores condiciones para educarse. Pero un modelo de educar que no forma personas críticas ni comprometidas con la sociedad, puesto que no les fomenta la conciencia de sus obligaciones con quienes invierten recursos para su formación, es solo un remedo de educación. Las familias mandan a sus hijos e hijas a la universidad, confiadas en que la institución los va a amparar y a preparar para sobrevivir en este país lleno de peligros y necesitado de esperanzas. Las madres y los padres, en su angustia, se aferran a la convicción sobre el compromiso social de los maestros y la fortaleza y probidad de las instituciones. Y, les fallamos. Podría yo estar equivocada, pero invito a los estudiantes a pedir opinión al respecto en casa, para saber que piensan quienes más los quieren.

Por otra parte, la UACM tiene buenos profesores, algunos excelentes y muy comprometidos con la educación pública. Todos están aceptablemente bien pagados (sueldo bruto: 39,870 pesos mensuales, sin diferencias por preparación o experiencia y más del 90% con tiempo completo y otros indebidamente con un tiempo completo más en otras instituciones), pero la institución carece de una estructura que permita reconocer su trabajo y encomendar tareas a los encargados de las licenciaturas, porque no existen tales encargados. La vida académica de la UACM se ha organizado en academias temáticas y no hay responsables de las carreras completas que analicen y evalúen planes integrales y den cuenta de los resultados.

La situación se vuelve delicada porque el presupuesto público que se ha otorgado a la UACM, además de los inmuebles, asciende en estos 10 años a 5,476 millones de pesos. Esta responsabilidad, que empieza a ser mía, la he enfrentado con propuestas que caen en el vacío de la grilla, los intereses grupales que han tomado como consigna oponerse violentamente a todo, a cualquier criterio de productividad, eficiencia, evaluación y calidad educativa, a la simple la realización de un festejo, a la elaboración de mallas horarias, o a la creación de necesarios espacios académicos, y, desde luego, no niego mi frustración, al no poder hacer más por la UACM. Tengo claro, además, de que si no tomo decisiones adecuadas, pronto me empezarán a endilgar la total responsabilidad de este fraude educativo, por seguir aplicando una receta fallida. Lo cual me resulta inaceptable.

Por otra parte, para empeorar el caso dentro de la universidad, la Comisión de Educación de la ALDF decidió en días pasados proponer cambios a la Ley de Autonomía de la UACM, sin notificarme a mí ni al Consejo Universitario, en un acto de agravio a la autonomía universitaria. Los cambios consisten en que el rector pueda reelegirse por un período más, que pueda contratar a su personal de confianza y que su figura sea parte de la Ley de Autonomía de la UACM. Esto, totalmente ajeno a mí, ha sido usado y probablemente propiciado por grupos con intereses internos y externos, para crear problemas a la administración de la UACM. Jaime Avilés, amigo de los organizadores de éste y otros eventos que incluyen patadas a las puertas y gritos estridentes en actos académicos, personifica parte de la infamia. Cada vez que tiene oportunidad, se ocupa de mi persona en su columna “Desfiladero” de La Jornada, para difamarla. Además de la falta de ética al escribir lo que le dictan sin comprobar su veracidad, no acepta réplicas ni aclaraciones. Lo que el dice “es la verdad” porque, desde su visión, los otros no pertenecen a la izquierda y solo su palabra es democrática. En múltiples ocasiones hemos escrito otros y yo al Correo Ilustrado para desmentir estos dichos inicuos pero esas cartas no han tenido la fuerza necesaria para conceder el derecho universal de la réplica. Pero tampoco es razón para perder la esperanza en otra izquierda congruente, honesta y constructiva.

Ratifico mi convicción de siempre de que la autonomía universitaria es parte sustancial de las universidades públicas, indispensable para el proceso de formación de ciudadanía en los y las jóvenes. Si vulneramos la autonomía universitaria, vulneramos a la propia universidad. Por tanto, exhorto a los y las diputados al diálogo con el Consejo Universitario de la UACM como la forma de resolver sus dudas sobre nuestra casa de estudios. Deben tener presente que los universitarios defendemos la autonomía como parte de nuestra esencia.

Afirmo, con convencimiento, que la capacidad de autogobernarse es un requisito para cumplir la misión de la universidad. La UACM no ha cumplido, pero parte de la responsabilidad corresponde a los diputados y diputadas de las Legislaturas de los últimos 10 años, al no tomar a tiempo las medidas necesarias para evitar llegar a este estado deplorable. Ahora, la comunidad universitaria debe encontrar el difícil camino para salir adelante y resarcir el daño causado a los y las jóvenes que llegaron a la UACM llenos de ilusiones a realizar una carrera, pero al ritmo que llevan, a algunos les tomará 20 años terminarla. La UACM ha de trabajar arduo para construirse ella misma y para que la sociedad de la Ciudad de México le perdone la falta de cuidado con los recursos provenientes del trabajo de sus ciudadanos, pero particularmente con sus hijos. A la ALDF y al Gobierno del D.F. les toca, dentro del total respeto a la autonomía universitaria, apoyar a la UACM con presupuesto, recomendaciones, construcción de infraestructura y laboratorios y aumento sustancial de la matrícula. Por otra parte, si corresponde, y a quien le corresponda, deberá aplicar las sanciones a que haya lugar por la irresponsabilidad en la actividad más sensible de la sociedad: la educación de sus hijos e hijas. La UACM es una institución fundamental para la Ciudad de México, no la dejemos perder entre la corrupción, la impunidad y la demagogia.

Nada humano me es ajeno

Esther Orozco

Rectora de la UACM