La Universidad Autónoma de la Ciudad de México va camino al despeñadero, nuestra inercia está dejando de ser académica y libertaria. A pesar del trabajo de algunos académicos que han generado espacios universitarios en la UACM y de apoyo a los titulados, no hay una proyección institucional en ese sentido. Existe una narrativa que sostiene que lo importante es sacar más titulados, elevar las cifras, pero no se mira hacia adelante. Si esto continua muchos de sus titulados van a terminar de taxistas o trabajando en Bancomer (y quizás de ambulantes), ante ello se requiere de una política institucional de inserción laboral y académica en la UACM. Lamentablemente se ha privilegiado el encono, la violencia y la descalificación en sectores minoritarios de nuestra institución pero que cuentan con una alta dosis de visibilidad en importantes medios de comunicación.
Sobre los hechos de violencia suscitados en el Plantel de centro Histórico, los vídeos muestran que hubo imprudencia por ambas partes. Además no hay más de 15 personas participando en un acto que está afectando la imagen de cerca de más de diez mil universitarios. Un poco de sentido común hubiera frenado todo. Pero no, nadie quiere ver sus errores y excesos. Es inaceptable la represión en la universidad pero también el insulto y la descalificación por la descalificación. ¿Cuál es el origen de este encono? ¿Por qué la gran mayoría de los y las universitarias no intervienen en este conflicto? ¿Es posible que alguna de las partes en conflicto pueda asumir con propiedad la legitimidad de la comunidad universitaria? ¿Cuáles son sus objetivos? Lo cierto es que estamos frente a una lógica que viene de antaño, desde el anterior rectorado ¿Cuántos académicos pasaron por defensoría del estudiante acusados injustamente?, ¿Cuántos estudiantes (consejeros universitarios) fueron presionados para que abandonaran su investidura por no compartir los mismos criterios que sus pares? Estamos ante una lógica que se incubo hace años en la UACM, ¿Por qué el Primer Consejo Universitario no abrió la elección del rector a toda la comunidad? Muchos y muchas de quienes actualmente están en la oposición a la rectoría estuvieron en el CU y fueron ellos quienes dejaron la elección en sus absolutas manos y hoy en día protestan por sus propios resultados: En aquellos días un grupo de profesores de ciencia política se opusieron a esa actitud oligárquica, señalando que una elección de notables e iluminados iba a generar problemas de legitimidad y ahí tenemos los resultados.
El actual Consejo Universitario tiene las manos atadas, la mayor parte de sus actividades ha sido escuchar y tratar de solucionar problemas de violencia, de destitución o revocaciones de mandato y lo terrible es que el Estatuto General Orgánico (EGO) que edifico el primer CU se encuentra incompleto para procesar esas demandas y eso es lamentable porque le quita tiempo al CU y lo lleva a otros caminos. Esta lógica imperante es destructiva y hay que estar en desacuerdo con ella, no se puede llamar porros a los estudiantes movilizados en contra de sus adversarios ni tampoco descalificar permanentemente en cada uno de sus actos a quién se les opone. ¿Vamos a terminar en una universidad gobernada por el miedo y los ultras? Ese es el camino de la desolación académica.
La UACM es patrimonio de la sociedad, de este magnífico país que es México y nos debemos a él, sin embargo no trabajamos mucho en ese sentido ¿cuántas tesis dirige en promedio un profesor - investigador de la UACM? ¿cuántas publicaciones científicas realiza a lo largo de un año? ¿cuáles son los resultados de sus investigaciones? ¿cómo se puede evaluar su docencia? Aquí ya hay un punto ciego, pero si volteamos a los estudiantes ocurre lo mismo. No hay procedimientos para regular las conductas, para sancionar las mentiras ni para procesar actos de violencia notablemente evidentes, así se puede recurrir a la PGJ, a los medios de comunicación y con ello santificar los rumores y construir realidades endebles y manipulables.
Sobre la preparación de los estudiantes y su titulación existe un problema que ya se está abordando, los esfuerzos son diversos pero en el mejor de los casos sectoriales, la labor de los colegas de Casa Libertad, el magnífico trabajo que hacen los Profesores de Ciencia Política en la Del Valle con el Programa Emergente de Titulación, dirigido por los destacados Profesores - Investigadores Gilberto Alvide, Tania Carranza y Tania Carbajal, que ya cuenta con resultados concretos y titulados con nombre y apellido, se pierde en el anonimato mientras que es exaltan temas irrelevantes en las páginas institucionales de la UACM ¿Pero quién dice algo al respecto? ¿Cómo se construye una universidad? No hay recetas al respecto, sin embargo se pueden ofrecer algunas coordenadas, una universidad de dedica a construir conocimiento, una universidad se dedica a formar intelectuales, profesionistas y técnicos, una universidad se dedica a debatir los diversos paradigmas científicos y teóricos provenientes de una multitud de campos disciplinarios y todo ello no se va lograr si vemos a la universidad cómo botín político. No basta con tener el nombre de universidad, lo urgente es hacer universidad, no sólo basta con defenderla de los enemigos de la educación pública sino demostrar nuestra valía, nuestra viabilidad científica. Hoy en día estamos ante un dilema crítico: demostrar si la UACM es viable o no. El resto es política menor.
Mientras que en Chile, Puerto Rico, Francia e Inglaterra los universitarios se han movilizado para exigir a los políticos y grupos de poder enquistados en sus Estados que devuelvan la educación pública a la sociedad y que la educación sea un derecho y no una mercancía, aquí en México no se observa un movimiento universitario de carácter nacional que tenga esa visión y esa envergadura. Los grandes cambios sociales en América Latina han surgido de las universidades públicas y en algunos países se sigue manteniendo esa tradición insurreccional, quienes han diseñado las actuales políticas públicas de educación superior se encuentran en el Poder Ejecutivo, en el Poder Legislativo, quienes han castigado a los estudiantes y universitarios rebeldes de Atenco se encuentran en el Poder Judicial. Los responsables mayores de nuestro drama presupuestal de nuestra agonía universitaria como instituciones públicas son quienes quieren mercantilizarla, como lo hicieron en Chile. Tenemos que reorientar nuestros objetivos. Nuestros adversarios son los neoliberales, pero los de verdad, los importantes o será que sólo nos interesa jugar en el área chica, en el lugar pequeño, ¿se imaginan a nuestra institución encabezando una movilización nacional universitaria en defensa de la educación superior pública?
El punto de contradicción es el Estado neoliberal y sus dueños.