EL COMENTARIO DE UN POLITÓLOGO.

Tomado de Excelsior:

28-Abr-2010

Juegos de Poder

Leo Zuckermann

Desastre de modelo universitario


Uno de los proyectos más presumidos de López Obrador como jefe de Gobierno del DF fue crear la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM). La idea, en principio, sonaba bien, pues no se había construido una universidad pública en más de 30 años. Había mucha demanda de educación superior, sobre todo en áreas populares.

Sin embargo, AMLO instauró un modelo de educación equivocado. Inspirado en sus ideas populistas, ordenó que cualquier persona que hubiera “obtenido el certificado de bachillerato” tuviera el derecho de entrar a la UACM. No había otra condición. Ningún examen de ingreso, por ejemplo.

Este sistema sigue vigente. Como no puede admitir a tantos solicitantes, hace un sorteo ante notario público. Una rifa decide quién ingresa. A los que no les sonríe la señora fortuna, quedan registrados para la siguiente inscripción.

Si la suerte es el criterio de ingreso, pues igual entran buenos que malos estudiantes. No hay un estándar mínimo de admisión. Igual la rifa la gana un genio que un analfabeto. Pero los genios por algo son genios así que, si saben que corren el riesgo de terminar estudiando con alumnos iletrados, lo que en la práctica significa que el nivel académico universitario será bajísimo, pues se van a estudiar a universidades donde sí hay un estándar mínimo de admisión ya que existen exámenes de ingreso.

Con el sistema adoptado donde cualquier alumno puede entrar, independientemente de su nivel académico, la UACM se condenó a atender a muchos alumnos malos, en el mejor de los casos mediocres. Pero eso sí, AMLO se paró el cuello y presumió, a los cuatro vientos, que él protegía a los pobres. La educación, dijo, “no queremos que se ponga como cualquier mercancía y se convierta en privilegio de unos cuantos, cuando es un derecho de todos los mexicanos, así como cumplir con el compromiso de construir modernos planteles en las zonas más humildes de la ciudad, donde más se requiere de estos servicios”.

Nueve años después de su creación, el modelo ha fracasado, sobre todo para quienes supuestamente quiso beneficiar. ¡Sólo 28 se han titulado! Le hubiera salido más barato a la ciudad enviar a estos alumnos a hacer su licenciatura, con beca y manutención completas, a Harvard.

Por sus resultados, la UACM es hoy un mamut carísimo para los contribuyentes capitalinos. El año pasado, costó 766 millones de pesos. Y, como suele suceder en estos casos, hay beneficiarios de estos experimentos fallidos.

El reportero Hugo Hernández del periódico La Razón ha publicado una magnífica investigación al respecto. “Tan sólo en diez meses personal docente de la institución realizó 96 viajes al extranjero e interior del país […] la mitad han sido a destinos como La Habana, Cuba; Holanda, Alemania, España, Chile, Bélgica, Argentina, Colombia, Costa Rica, Perú, Nicaragua; Vancouver, Canadá, y Washington y El Paso, en Estados Unidos. De acuerdo con la relación de viáticos al personal de la institución de enero a octubre de 2008, 44 profesores viajaron al extranjero y 51 a ciudades del interior del país. Las razones que exponen en el documento tienen que ver con congresos, firmas de convenios, coloquios, reuniones de trabajo, ferias del libro, talleres y viajes académicos, entre otros”.

Más aún, la UACM le dio a un profesor “60 mil pesos para estar tres días en Tlaxcala, es decir, sus gastos representaron 20 mil pesos diarios”. A otra persona le otorgaron 14 mil 718 pesos “como gastos de representación para su estancia de apenas un día en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara”.

Profesores, directivos y burócratas abusivos son los verdaderos beneficiarios de un modelo fallido de universidad. Otra historia escandalosa de políticos populistas que están convencidos de que la pobreza económica y educativa se puede resolver de un plumazo.

6 comentarios:

Maai Ortíz dijo...

Creo que deberíamos recomendarle a este señor que lea a Pierre Bourdieu...

Es digno de reflexión el moralismo de los profesionales de la televisión:a menudo cínicos, hablan con un conformismo moral absolutamente asombroso. Nuestros presentadores de telediarios, nuestros moderadores de debates, nuestros comentaristas deportivos, se han convertido, sin tener que esforzarse demasiado, en solapados directores espirituales, portavoces de una moral típicamente pequeño burguesa, que dicen «lo que hay que pensar» de lo que ellos llaman «los problemas de la sociedad», la delincuencia en los barrios periféricos o la violencia en la escuela. Y lo mismo ocurre en el ámbito de la literatura y del arte: los programas llamados literarios más conocidos están al servicio -y de una forma cada vez más servil- de los valores establecidos, del conformismo y el academicismo, o de los valores del mercado.

Pierre Bourdieu (Denguin, 1 de agosto de 1930 – París,23 de enero de 2002) fue un sociólogo francés, muy conocido e influyente del siglo XX. Fue miembro de la Academia Europea de Ciencias y Artes.

Libro: Sobre la Televisión. Pág. 66 y 67

Anónimo dijo...

leo.zuckermann@cide.edu

esmeralda cardenas dijo...

por si no sabe quien es porque este señor carece de importancia.

Leo Zuckermann estudió la licenciatura en administración pública en El Colegio de
México, la maestría en políticas públicas en la Universidad de Oxford en Inglaterra y el
doctorado en ciencia política en la Universidad Columbia de Nueva York.
Trabajó para la Presidencia de la República en México y la empresa consultora
McKinsey and Company. Fue secretario general del Centro de Investigación y Docencia
Económicas, el CIDE, donde es profesor asociado a la División de Estudios Políticos.
Su columna, “Juegos de Poder” se publica en Excélsior, así como en distintos periódicos
de varios estados del país. En radio, es conductor del programa “Imagen Electoral” que se
trasmite en Grupo Imagen. Además, es comentarista político del noticiero “José Cárdenas
Informa” de Grupo Fórmula.
En televisión, es uno de los anfitriones del programa “Entre Tres” que se trasmite todos
los lunes en Azteca 13. Asimismo, es comentarista de la edición nocturna del noticiero
del canal 40.
En el 2003 recibió el Premio Nacional de Periodismo en la categoría de “Artículo de
Fondo o de Opinión”.
• Su correo electrónico es: leo.zuckermann@cide.edu
•si trabaja para tv azteca para mi su opinion de mi uacmita es nula.

Unknown dijo...

Quizá la frase de George Bernard Shaw: "A los siete años interrumpí mi educación para ir a la escuela", sirva para comenzar este texto aclaratorio, frente a la obnubilación que padece Leo Zuckermann al publicar su opinión sobre el proyecto de la UACM . Y es que atreverse a decir que:

Si la suerte es el criterio de ingreso, pues igual entran buenos que malos estudiantes. No hay un estándar mínimo de admisión. Igual la rifa la gana un genio que un analfabeto. Pero los genios por algo son genios así que, si saben que corren el riesgo de terminar estudiando con alumnos iletrados, lo que en la práctica significa que el nivel académico universitario será bajísimo, pues se van a estudiar a universidades donde sí hay un estándar mínimo de admisión ya que existen exámenes de ingreso .

Supone entonces que los genios deben ocupar el 100 % de las aulas y los “iletrados-analfabetos” deben ocupar las calles. El prestigiado opinante tiene un déficit de sensibilidad respecto al tema de la Educación Superior en México, ya que supone imaginariamente que los genios son la mayoría en este país y que por asuntos del criterio de ingreso, quedan fuera, o bien, se ven obligados a estudiar con los “analfabetos”. ¿Qué no la educación es para educar a los analfabetos?
Indirectamente el autor de tan vulgares argumentos en contra del modelo Universitario de la UACM, supone que a los genios les hace falta más educación, siendo que los genios tal y como lo dice George Bernard Shaw “interrumpen su educación para ir a la escuela”. Esto no es argumento para interpretar que los genios deben abstenerse de las instituciones educativas, sino tan solo para ponderar que los genios no agotarían el cupo de las aulas. Por el contrario quienes agotarían la demanda son todos aquellos que no son hijos de “genios” o que con su apellido presumen la existencia de dicho fenómeno: Zuckermann, Ebrard Casaubón, Zinzer, Meyer, Sheinbaum, Molinar Horcasitas, Sarukhán, Serra Puche, Krauze, etc.
Además, sería prudente recordarle al altísimamente graduado Leo, que genios como Tomas Alva Edison eran alérgicos a la monotonía de la Escuela y que por eso eran genios. Los ejemplos pueden ampliarse tanto como su ignorancia sobre el tema. Sin embargo, también puede ser oportuno recordarle que Bill Gates, ni siquiera concluyó sus estudios. A veces los títulos académicos en lugar de legitimar el grado de inteligencia, solo sirven para ostentarse como títulos “nobiliarios” que lejos de exaltar el genio, solo estimulan la soberbia. Ambos fenómenos resultan totalmente diferentes.

Resulta que don “genio” tiene la autoridad y la estatura moral para considerar que existe la posibilidad de que muchos “alumnos mediocres o malos” infesten las aulas de la UACM. Leo Zuckermann se atribuye una autoridad superior a sus limitadas capacidades y de pronto se toma el atrevimiento de evaluar la composición del grueso de los estudiantes, suponiendo que los genios están arrinconados por los mediocres y malos estudiantes. ¿Cuál es su método para considerar tales hipótesis? Por supuesto, Zuckermann nunca ha pisado una Universidad Pública y tampoco tiene la sensibilidad para diagnosticar los problemas educativos en México. Se trata del síndrome evaluador que todo “opinante vulgar” padece, cuando los medios de información (no comunicación) exaltan sus mediocres razonamientos.

Unknown dijo...

Luego, sin empacho con lo anterior, comenta con amarga ligereza:
Pero eso sí, AMLO se paró el cuello y presumió, a los cuatro vientos, que él protegía a los pobres. La educación, dijo, “no queremos que se ponga como cualquier mercancía y se convierta en privilegio de unos cuantos, cuando es un derecho de todos los mexicanos, así como cumplir con el compromiso de construir modernos planteles en las zonas más humildes de la ciudad, donde más se requiere de estos servicios”.
Nueve años después de su creación, el modelo ha fracasado, sobre todo para quienes supuestamente quiso beneficiar. ¡Sólo 28 se han titulado! Le hubiera salido más barato a la ciudad enviar a estos alumnos a hacer su licenciatura, con beca y manutención completas, a Harvard .
Dos observaciones se pueden derivar al respecto cuando enfáticamente se pronuncia en contra de un proyecto que impulso la Revolución Mexicana. La primera de ellas deriva reflexionar que la Educación fue vista por los revolucionarios, como un equilibrio social, ante las desigualdades socio-históricas que conformaron a esta Nación brutalmente explotada durante los últimos cinco siglos. López Obrador, solo retomó el proyecto de nación de aquel pacto social, pensando en resarcir la desigualdad de oportunidades, pero tal parece que a Leo, le molesta la Historia y le produce nausea todo lo que tenga que ver con favorecer a los más pobres. Después de todo, si seguimos educando a los Mexicanos. ¿Quién podrá barrer los pasillos del Colmex o bolearle los zapatos a tanto egresado de tan exitosa institución?

Unknown dijo...

El Dr. Enrique Dussel (a quién debe conocer) dijo alguna vez, que cuando el iba a Harvard siempre iba a enseñar y nunca a aprender, haciendo un énfasis en que todos aquellos Doctorados en aquella Universidad y ex-funcionarios de los últimos gobiernos en México, habían causado un desastre en todas las áreas de la economía y la política de este país. ¿No recuerda a Salinas de Gortari? ¿Pretende Zuckermann que enviando a Harvard a varios “genios”, se soluciona el problema de la oferta educativa en las zonas marginadas de la ciudad? ¡Qué simpático razonamiento!
La segunda observación debemos hacerla sobre su absurdo modo de evaluar a una institución educativa, valiéndose para ello del número de titulados. ¿Con esta cifra es suficiente para denostar un proyecto educativo que solo tiene nueve años de haber iniciado? Seguramente Zuckermann quien se dedica a publicar sus ocurrencias, no lee los periódicos, ni escucha los noticiarios; porque desconoce la situación de los profesionales en este país y nadie le ha comentado siquiera, que existe una gran fuga de cerebros, porque no existen oportunidades para los egresados de todas las instituciones educativas de este país. ¡Con que elegante tontería, Leo demuestra que vive en un País que él solo, se ha inventado!
Y ya para terminar nuestra contestación a las ramplonerías del magistrado, citemos un último párrafo, para cuestionarlo:
Profesores, directivos y burócratas abusivos son los verdaderos beneficiarios de un modelo fallido de universidad. Otra historia escandalosa de políticos populistas que están convencidos de que la pobreza económica y educativa se puede resolver de un plumazo.
Haciendo un abuso excesivo de los datos que ventilan los viajes que algunos profesores han hecho al extranjero o de las cantidades que han recibido por asistir a algunos eventos, nuestro destacado y lúcido “opinante” declara al modelo como fallido. Entonces nuestros profesores y académicos deberían recibir un par de boletos del metro y la asistencia a eventos internacionales deberían de costeárselos con su salario ¿no? Señor don “doctorante” Zuckermann ¿por qué usted, sí debe recibir apoyo de Becas del CONACYT, The Ford and MacArthur Foundation, SEP y Banco de México? ¿No debería usted también de costearse sus propios gastos, para su preparación académica? ¿Qué es eso de andar beneficiándose de dineros ajenos? ¿Sus conocimientos han resuelto algún problema en este país? podría ser usted también un abusivo que obtiene discrecionalmente las becas, porque sus temas de investigación, no son tan relevantes como usted cree, estimado “doctorante”.
Además si usted pretende que toda la responsabilidad recaiga en los políticos populistas que quieren resolverlo todo de un plumazo. Y usted también es uno de ellos, porque piensa que expresando sus caprichosas y tendenciosas opiniones, a través de sus plumazos en Excélsior, usted “resuelve algo”

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