Lamentable, fracaso del sistema penitenciario: González Placencia

En Ecélsior.


Impiden grupos de poder ilegal la readaptación de internos; propone encontrar otras fórmulas de sanción que alivien la sobrepoblación de las prisiones


MÉXICO, 27 de Diciembre.- El presidente de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal, Luis González, lamentó que no funcionen las cárceles, último eslabón del sistema de impartición de justicia pero que se han convertido en escuelas del crimen.

Aunque reconoció que por ahora son el único medio que se tiene para castigar el delito, el ombudsman capitalino propuso encontrar otras fórmulas de sanción que además alivien la sobrepoblación de las prisiones.

Durante la clausura del Diplomado Derechos Humanos en el Sistema Penitenciario, el González Placencia sostuvo que la actual visión de readaptación le cobra a los reclusos el fracaso de esa institución penitenciaria.

Consideró que el problema parte de una visión de derechos que implica una lógica distinta, ya que todas las personas tienen derechos, a pesar de su condición de privación de libertad.

A la administración penitenciaria, como parte del Poder Ejecutivo, le corresponde buscar los mecanismos para que todos los derechos que no fueron conculcados en la sentencia se satisfagan de manera efectiva; en eso radica el triunfo o fracaso de dicha institución, subrayó.

González Placencia aseveró que la atención multidisciplinaria dentro de las cárceles debe convertirse en una oferta de servicios y opciones destinadas a la rehabilitación, como es el trabajo, y que la decisión de acceder o no a ellos debe corresponder al interno.

'Normalmente acceden porque lo necesitan. La experiencia indica que los presos quieren trabajar', indicó el titular de la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal (CDHDF).

Los internos se vinculan a ofertas de trabajo que son ilegales, que no compiten con la escasa oferta de trabajo que puede darse desde la institución penitenciaria, que implique remuneración en condiciones dignas.

Consideró que el deficiente sistema procesal mexicano está pensado para internar y privar de la libertad a las personas, lo que plantea varias contradicciones.

Por ejemplo en 2003, cuando se agravó el índice de delitos de robo en el Distrito Federal, con la idea de que mientras más personas estén en la cárcel menos delinquen afuera, se produjo una sobrepoblación superior a 100 por ciento en los penales.

'Hoy se tienen más de 40 mil internos en centros de reclusión. ¿Cómo gobernar a esa población?, ¿cómo evitar que se maten entre ellos?, ¿cómo impedir que se generen dinámicas de violencia?, ¿cómo armonizar una visión de derechos?', cuestionó.

En esas circunstancias, el personal técnico y de custodia tiene un trabajo difícil por delante para lograr condiciones de vida digna y orden en el interior de los penales.

'Se debe hacer uso de la fuerza de manera lícita cuando es necesario, porque esa es una forma de hacer cumplir los derechos; el problema son los abusos, cuando esas intervenciones se convierten en venganza', externó.

El presidente de la CDHDF hizo un llamado a las instituciones involucradas en el tema para generar condiciones que permitan que las prisiones dejen de ser la fuerza centrífuga del delito, auténticas escuelas del crimen.

En su exposición sostuvo que en los últimos años, diversos estudios han dado cuenta de que los penales no sirven para readaptar a las personas y en gran medida se convierten en espacios para refuncionalizar el delito.

Aseveró que todos sabemos que desde adentro se cometen actos ilícitos y que se pone en riesgo no sólo a los internos que no forman parte de las redes de poder, sino al personal de custodia, el cual queda expuesto a las condiciones de violencia y corrupción.

Estas reflexiones han conducido a entender que el delito no tiene nada que ver con la educación, el trabajo o la capacitación, indicó, sino con las carencias que hay afuera, y en ese contexto la cárcel se convierte un espacio de supervivencia.

De tal modo que la prisión como forma de readaptación pierde sentido; no obstante hoy por hoy, la prisión es la única opción que se tiene para castigar el delito.

Puntualizó que por ello es necesario pensar en otras formas de sanción, y recordó que en España, por ejemplo, se han creado observatorios de los derechos de los internos y de las prisiones.

Este Diplomado de Derechos Humanos en el Sistema Penitenciario fue organizado de manera conjunta por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM), el Instituto de Capacitación Penitenciaria y la Comisión de Derechos Humanos del Distrito Federal.

0 comentarios:

Publicar un comentario