En: http://www.greenpeace.org/
Alteraciones genéticas en el maíz y daños endócrinos al ser humano, estos últimos causados por herbicidas usados en cultivos de maíz transgénico, son sólo algunas de las 22 nuevas evidencias que presentó un grupo de científicos durante el diálogo/taller titulado Maíz transgénico: la coyuntura actual, organizado por la Unión de Científicos Comprometidos con la Sociedad (UCCS) y el Seminario "Los Maíces Nativos como Patrimonio Cultural", del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM).
Estas pruebas demuestran el grave riesgo que significa la siembra de maíz transgénico al aire libre en cualquier región del territorio nacional, incluyendo las pruebas experimentales que, contraviniendo la Ley, ha autorizado el gobierno mexicano a empresas transnacionales como Monsanto y Dow Agrosciencies. Además, son una nueva alerta ante la pérdida de soberanía nacional y la seguridad alimentaria de México y el mundo.
Las ponencias de los expertos brindaron un planteamiento integral de lo inviable de la liberación de maíz transgénico.
El científico uruguayo Claudio Martínez Debat, miembro de la UCCS, se refirió a los efectos sobre la salud que tiene la ingesta y el contacto con el glifosato, herbicida asociado a maíz transgénico. Comentó que la Unión Europea clasifica esta sustancia como "peligrosa para el medio ambiente" y "tóxica para los organismos acuáticos". Explicó que muchos estudios recientes han mostrado que formulaciones y productos metabólicos asociados con este herbicida causan la muerte de embriones, placentas y células umbilicales humanos in vitro, aún en bajas concentraciones (10, 000 veces menos que la concentración recomendada para su uso). Estos estudios de científicos norteamericanos y franceses permiten clasificar al glifosato como un disruptor endocrino (capaz de alterar el equilibrio hormonal de los organismos).
Por su parte, los doctores Takeo Angel Kato y Eckart Boege Schmidt, miembros también de la UCCS, explicaron que la contaminación de maíz nativo mexicano con transgenes puede provocar efectos nocivos derivados de desequilibrios en la expresión génetica de la varidad contaminada, es decir, alteración de los genes de esa variadad de maíz. Si esto ocurre, no habrá solución pues será imposible eliminar dichos contaminantes de las poblaciones nativas.
Los doctores Antonio Turrent Fernández y Alejandro Espinosa Calderón, del Consejo Directivo de la UCCS, plantearon que si bien la seguridad alimenticia de maíz para todos exige que la producción nacional (actualmente de 22 millones de toneladas anuales) se acerque al consumo aparente, que es de 33 millones de toneladas anuales, estudios sobre el potencial productivo de maíz sugieren que el campo mexicano cuenta con recursos para producir 57 millones de toneladas anuales de maíz en los próximos 15 años, siempre que se realice la inversión hidroagrícola y la investigación requeridas.
El doctor Alejandro Polanco explicó que “con los transgénicos perdemos todos, aún las mismas transnacionales: en pocos años pierde el productor; pierde también el consumidor, porque los transgénicos representan grandes riesgos a la salud, y pierde la sociedad, porque se afecta a la biodiversidad del maíz y se contaminan los stocks de variedades nativas (también llamadas “criollas”). Pero también pierden las empresas semilleras porque su fuente de renovación es el germoplasma nativo de México y del mundo, y si éste se contamina sus productos serán obsoletos e inservibles”.
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