Desorden y trampas en las prepas del DF

Nota tomada de LA CRÓNICA


José Contreras | Opinión

La huelga de los trabajadores del Instituto de Educación Media Superior (IEMS) del DF, que dejó sin estudios a 25 mil alumnos durante dos días, representa una oportunidad para reflexionar sobre el cuestionado sistema de educación superior del Gobierno del Distrito Federal.

Se trata de un sistema auspiciado y financiado por el gobierno local que no cuenta con el reconocimiento oficial por parte de la Secretaría de Educación Pública y en cuya operación se ha cometido una serie de irregularidades.

Este sistema fue creado en el 2001, durante el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, a imagen y semejanza de las tres universidades y 17 preparatorias que en años anteriores habían creado gobiernos municipales del PRD en Tabasco, todas ellas sin reconocimiento oficial de la SEP pero con el carácter de “instituciones educativas populares”.

Ese mismo espíritu llevó a López Obrador a crear mediante decreto del 21 de abril del 2001 la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) como organismo público descentralizado.

De inmediato se inició la construcción de los distintos campus y de varias preparatorias, hasta llegar a las 17 con que actualmente cuenta el sistema.

Quienes estudian en las preparatorias del GDF reciben documentos que no tienen el reconocimiento de la SEP y no cuentan con pase automático a la UACM.

De hecho, uno de los aspectos más cuestionados de este sistema es el método de selección de aspirantes a la UACM, que no es por examen de admisión ni por promedio obtenido en la preparatoria, sino por un sorteo.

Para administrar las preparatorias del Distrito Federal fue creado el Instituto de Educación Media Superior (IEMS), el cual se ha caracterizado por las irregularidades y el desorden administrativo.

La denuncia constante de los tres sindicatos que tienen presencia en el Instituto es la existencia de “aviadores” —los dirigentes hablan de unos 80—, que tienen sueldos de hasta 30 mil pesos al mes.

Durante un año y medio, del 1 de marzo del 2007 al 24 de septiembre del 2009, el IEMS tuvo como director general a un funcionario que se ostentaba como licenciado sin serlo.

El 21 de septiembre del 2009, La Crónica documentó, mediante un trabajo realizado por el reportero Alejandro Páez que el director general del IEMS, Juventino Rodríguez Ramos, no tenía la licenciatura en historia que presumía.

Esa situación era un reflejo del desorden administrativo y financiero que ha caracterizado al sistema de educación superior del GDF y en especial al IEMS.

A la fecha, el desorden prevalece y se refleja en la tramposa nómina del IEMS, cuyos directivos tienen sueldos nominales modestos, pero sus ingresos reales se incrementan en hasta un 600 por ciento por las compensaciones.

De acuerdo con el tabulador de sueldos que puede ser consultado en la página de transparencia del IEMS, un director general “B” tiene un sueldo nominal de 14 mil 219 pesos, pero recibe 51 mil 867 pesos por “reconocimiento mensual” y 24 mil 972 pesos por “cantidad adicional”, para un total de 91 mil 123 pesos al mes.

Y un director de área “A” tiene un sueldo nominal de 8 mil 715 pesos al mes; recibe 24 mil 596 pesos por “reconocimiento mensual” y 11 mil 842 pesos por “cantidad adicional”, para un total de 45 mil 218 pesos al mes.

Los docentes tienen un sueldo nominal de 6 mil 309 pesos al mes y sólo si son tutores o investigadores pueden aspirar a incrementar sus ingresos mediante compensaciones, hasta llegar a 20 mil 905 pesos, cuando se ejercen las tres modalidades al mismo tiempo.

El conflicto laboral ya se resolvió, pero el desorden administrativo y financiero en el IEMS también debe ser atendido.

Es momento de reflexionar sobre la viabilidad de este sistema educativo, que carece de reconocimiento oficial.

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