Informe revela que 55% de jóvenes comparte aulas con tareas laborales
monica.archundia eluniversal.com.mx
De 2001 a 2010 han pasado por la Universidad Autónoma de la Ciudad de México (UACM) 20 mil 992 estudiantes, incluidos los que no certificaron ni un solo crédito, y de ellos 11 mil 558, esto es el 55%, desarrolla alguna actividad laboral.
Según la “Evaluación del desempeño académico de la UACM, y de sus estudiantes inscritos de 2001 a 2009 y sus avances a marzo de 2011”, en esas mismas generaciones tres mil 536 jóvenes, equivalente a 16.84% del total, aseguraron tener hijos.
De las 12 mil 410 estudiantes mujeres que fueron consultadas para el estudio, mil 698 declararon tener hijos y de ellas el 53.24% aseguró ser madre sola, mientras que las restantes se encontraban casadas.
A decir de la rectora, Esther Orozco, si el presupuesto que recibe anualmente esta Universidad se destinara a laboratorios de inglés, biología, física, comunicaciones, a prácticas de campo y becas en lugar de irse casi en su totalidad al pago de nómina podrían hacerse muchos cambios.
En el mismo diagnóstico la servidora pública señala que su idea no es disminuir la nómina sino conseguir mayores recursos para apoyar la instrucción de los jóvenes, sobre todo de aquellos que enfrentan problemas económicos, falta de tiempo, lejanía con los planteles o que deben mantener una familia.
Y es en ese sentido que pone como ejemplo el caso de Marisol, una estudiante con 160 créditos certificados en 8 años, cuando en la mitad de tiempo tendría que haber completado 360 créditos. Al hacer una ecuación entre lo que ha avanzado la joven y lo que se esperaría de ella, se obtiene un desempeño académico de 2.2 en la escala de cero al 10.
También se refiere al caso de Juan, un estudiante con 20 créditos concluidos por año, en una carrera de 360 créditos, que al ritmo que lleva tardaría 18 años en terminar.
De esta forma, si el joven entró de 25 años a la institución, terminaría de 43, probablemente con familia y múltiples compromisos más, en cambio, si hubiera concluido en el tiempo establecido, a los 29 años de edad ya estaría listo para hacer una maestría, formar una familia o comenzar a trabajar.
Es ese sentido que la rectora considera que con cambios en la forma que se trabaja actualmente en la Universidad se podrían generar apoyos a jóvenes que requieren de más tiempo para terminar; además de un estímulo económico propone cursos dirigidos a los estudiantes que necesitan de un plan emergente para concluir sus carreras, debido a que tienen un desempeño lento y un alto nivel de permanencia.
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